La obesidad felina es una enfermedad crónica que predispone a tu gato a sufrir otros problemas de salud y reduce su calidad y esperanza de vida. Una dieta equilibrada y ejercicio físico diario, son las claves para prevenirla.
La obesidad es el problema nutricional más frecuente en los gatos domésticos. Existen factores predisponentes que favorecen que la balanza se incline hacia el exceso calórico:
- La falta de actividad física
- La esterilización
- La alimentación casera
- El consumo desmedido de golosinas
Se considera que un gato está obeso cuando supera el 15% de su peso ideal. Aun así, para una estandarización, existe una escala, avalada por la WSAVA global nutrición, que valora el índice de condición corporal, y clasifica a los gatos del 1 al 9 en función de la observación externa del animal y el depósito de grasa en costillas, vértebras lumbares, y abdomen.
Los gatos que se encuentran en el valor cinco de la escala, presentan una condición corporal ideal estando bien proporcionados, mostrando cintura por detrás de las costillas, que son perfectamente palpables bajo una ligera cubierta de grasa, y con una mínima acumulación de grasa abdominal.
La obesidad es una enfermedad que se produce por un desequilibrio entre la ingesta calórica del alimento y el gasto energético
Los gatos que se encuentran entre los valores uno y cuatro están por debajo de su óptima condición corporal, y los que se encuentran por encima de la escala del cinco tienen sobrepeso.
Desde el valor seis al nueve, va aumentando el acúmulo de grasa entre las costillas y el abdomen, pero también se ven afectados órganos internos y el sistema cardiocirculatorio.
¿QUÉ FACTORES FAVORECEN LA OBESIDAD DE TU GATO?
Hay numerosos factores que influyen para que un gato se convierta en un animal obeso. Uno de los más importantes es la alimentación, ya que la calidad y cantidad de alimento que consuma tu mascota es determinante.
Además de ofrecer dietas adecuadas a la edad de desarrollo y estado sanitario, es fundamental aportar la cantidad diaria recomendada, y no excederse en suplementos como las golosinas o la comida casera.
Algunos medicamentos como los corticoides aumentan la ingesta y favorecen el acúmulo de grasa. Los gatos esterilizados también tienen mayor predisposición a engordar, por un lado por los cambios hormonales que esta condición implica y, por otro, porque se vuelven menos activos y hacen menos ejercicio.
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